miércoles, 29 de noviembre de 2017

Curtiss Pusher

Glenn Curtiss fue el primer pionero de la aviación en el mundo que consiguió construir y vender aviones - varios - con su modelo D. Era conocido como Curtiss Pusher porque la hélice "empujaba". Estamos en 1909 y los aparatos se van construyendo por el método de "prueba y error", a medida que se van comprendiendo (más o menos) las complejidades aerodinámicas y se van desarrollando motores más potentes y fiables.

La réplica de un Pusher en el fabuloso aeródromo de Old Rhinebeck. Fíjense en el enjambre de superficies, montantes y cables. No hay fuselaje. El piloto va al aire en un asiento delante del radiador del motor. Se ve la estructura para mover los alerones a la altura de los hombros y el volante de mando. Estados Unidos, 2015.

El Pusher deriva de dos modelos previos: el Golden Flyer y el Reims Racer. Además de un motor más potente (como siempre), los alerones pasaron de estar delante y entre los planos (¡!) a estar también entre ellos, pero detrás, lo que hacía que funcionaran mejor. Resulta curioso que la razón de utilizar alerones era para no pagar por la patente de los hermanos Wright sobre el control lateral del Flyer, que utilizaba la deformación alar. Esto por cierto fue motivo de un duradero pleito entre los Wright y Curtiss.

El Pusher (amarillo) entre un Hanriot (a la izquierda) y un Curtiss-Wright Junior. Fíjense en las extravagantes superficies de mando.

El Pusher utilizaba tanto un elevador convencional en la cola como un plano canard delante para controlar la profundidad. Bien, pues un piloto de exhibición (Lincoln Beachey) se cargó el plano canard al estrellarse contra una valla al aterrizar. Lejos de preocuparse salió a volar sin él y encontró que el avión volaba mucho mejor... a partir de 1912 Curtiss ofreció el Headless Pusher ("descabezado"), sin el canard.

Ayudantes vestidos de época sacan el Pusher a dar una vuelta, que consiste como mucho en dar un salto al aire. El avión lleva un auténtico motor Curtiss V-8 de entonces.

El avión tenía unos mandos curiosísimos. Los alerones se accionaban con los hombros, mediante un soporte de movimiento lateral. Al moverse el piloto a un lado, esto movía los alerones y el avión se inclinaba. En las manos llevaba un volante de coche que al girar movía el timón de dirección, y al desplazarlo alante y atrás, los dos elevadores. Y por fin había tres pedales en el suelo, dos de ellos eran para frenar en tierra (uno soltaba una especie de garra que se clavaba en la hierba, y otro accionaba una cruda zapata que rozaba contra la rueda de delante). El tercer pedal era el acelerador del motor.

El avión está hecho de madera de abeto y fresno, y los planos de morro y cola están sujetos con cañas de bambú. Fíjense en el perfil alar fino y curvado.

El avión volaba bien, era maniobrable y con él se hicieron numerosas hazañas. Entre ellas, el piloto de Curtiss Eugene Ely fue el primero que aterrizó y despegó de un barco.

Una réplica de un Headless Pusher sin el canard delantero, en el Museo del Aire y del Espacio de Washington. Fue construida por el propio Curtiss en 1919 utilizando algunas partes originales de Pusher previos, y regalado a la Smithsonian Institution en 1925. Estados Unidos, 2015. 

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