martes, 19 de abril de 2016

Airaile

En 1994 empecé a volar de nuevo en ultraligero mientras aprendía a volar a vela. El contraste era enorme. Tanto en los aviones, como en el vuelo en sí. El Rans S-12 Airaile es un ultraligero sencillo de tubo y tela. El que yo volaba tenía un motor Rotax 582 de 64 CV. El velero que volaba en aquel entonces era un Let L-13 Blaník, que les mostraré en otra ocasión.

Airaile en Villanueva de Gállego, Zaragoza, 1994. Nuevecito y todavía sin matrícula.

El Airaile, en comparación con el velero, era un auténtico ladrillo. Especialmente con dos personas dependías mucho de la potencia de motor para volar.  Como tiene un ala de perfil grueso y gran resistencia aerodinámica, y además es muy ligero, en cuanto cortas gases el avión pierde velocidad inmediatamente. Hay que picar con determinación para seguir volando. Con un planeo según la fábrica de 7:1, no mucho mejor que una cosechadora... Un Blanik, modesto velero de escuela de los 50, planea 4 veces más.

Prueba en vuelo del examen de ULM. Haciendo la inspección del avión. Villanueva, 1995.

Otro aspecto importante es que tienes el motor "empujando" por encima y por detrás del ala. Esto le da interesantes características de vuelo. En la maniobra anterior y volando con potencia, el motor te está forzando el morro hacia abajo, pero se corrige con el compensador. Al cortar gases, el morro tiene tendencia a subir, con lo que todavía pierdes más velocidad. Y si te descuidas, entras en pérdida en cuestión de segundos.

Listo para rodar.

Igualmente es interesante al aterrizar. Supongamos que has compensado el avión para descender con los gases cortados. Imagina que tienes que hacer motor y al aire. Por ejemplo, porque te encuentras a la Cofradía del Santo Entierro desfilando por la pista. En cuanto añades potencia, el motor te pica el avión sin compasión, justo cuando lo que quieres es levantar el morro. Para no comerte la pista hay que tirar de la palanca con decisión...

Motor y al aire, controlando la palanca.

Dicho lo anterior, el avión tiene por otra parte muchas bondades. Será por algo que lleva en producción desde 1990 y que se hayan vendido un montón (en España hay mas de un centenar). El avión es sencillo, fácil de construir y cuesta relativamente poco. Despega y aterriza en menos de 100 metros. Aunque la velocidad no es lo suyo, vuela a 100-120 km/h y la pérdida a poco más de 50. Teniendo en cuenta lo ya comentado, es bastante fácil de volar. Así que qué más quieren. Si se animan, se puede conseguir uno de segunda mano a partir de 6.000 pápiros.

Muchos años después, el BO8 sigue volando. Campo de vuelo de Bellvei, Tarragona, 2012.

Airaile en Coscojuela de Sobrarbe, Huesca, 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario